viernes, 15 de octubre de 2010

La riqueza del mestizaje. Song for my father



Completo y exquisito álbum de uno de los grandes del jazz, Horace Silver.
Song for my father data del año 1964, editado por el magnífico sello discográfico Blue Note, que ha editado y promocionado a los grandes y virtuosos maestros del jazz.
En dicho disco se pueden apreciar los primeros matices de lo que se llamó jazz de progresión, es decir, la fusión del jazz con otros estilos musicales.  Es por tanto un mestizaje y una riqueza de sonidos y ritmos. Así el  jazz  más clásico se empapa y se mezcla con ritmos afroamericanos,  latinos y brasileños, y todo ello posee una doble emotividad. Por una parte emociona pensar que dicho álbum es un homenaje que Horace realiza a su padre, a las raíces de éste  y su  tierra.  En dicho homenaje el pianista tiñe cada nota, cada acorde de su fabuloso piano, de melancolía y esperanza. De anhelo y admiración, admiración a un padre que le inició y le descubrió el maravilloso mundo latino y que esto le abrió una nueva perspectiva tanto musical como personal.
Por otro lado, fascina y emotiva la agilidad y la innovación, la sobriedad y la elegancia de la unión de diferentes ritmos y melodías que provocan una mayor apertura, una visión amplia de la cultura y músicas del mundo. Porque lo perfecto y precioso es avanzar y progresar sin perder las raíces y el origen, y esto es lo que se puede encontrar en dicho y maravilloso trabajo del genio Silver. Un álbum clásico e innovador en el que las diez canciones que lo componen se encuentran llenas de brío,vitalidad e ingenio. Y dicho ingenio lo supo fomentar Horace Silver rodeándose de sus conocimientos musicales y de los prodigiosos músicos. Destaco la impoluta colaboración de Blue Mitchell, uno de los mayores trompetistas del mundo jazzístico. Y es que la virtud como decía Sófocles es constante y perpetua riqueza. Y dicha riqueza se aprecia y se saborea en este perfecto disco. Así que ¡deleintense con esta gran obra!.



martes, 12 de octubre de 2010

Silencio



Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

Octavio Paz

lunes, 4 de octubre de 2010

 Obras maestras que te llevan a meditar numerosas cosas.