miércoles, 23 de febrero de 2011

Rojo y Negro y la modernidad estética.



Una de las novelas más importantes del magnífico, y romántico por excelencia, Stendhal.
Rojo y negro (Le rouge et le noir) fue escrita a mediados de noviembre de 1830. Esta novela, cuyo título se ha interpretado diversamente como las armas y la Iglesia, o como el azar de la ruleta.
Un obra que marca un antes y un después. Marca un nuevo horizonte en el panorama novelístico, marca una nueva etapa en el panorama romántico,  y marca una nueva etapa en el tratamiento histórico, con la caída de Napoleón, -al que Stendhal le otorga y le da un tratamiento de divinidad. –y la famosa restauración de la sociedad francesa, uno de los temas principales de esta obra.
Una novela que no sólo habla de las pasiones humanas, sino de la lucha contínua que el ser humano realiza para encontrar y salvaguardar su sitio en una sociedad superficial y egoísta. Un elogio al poder y la  autonomía del individuo, y una aguda crítica a la sociedad burguesa de la época. Así Stendhal caracteriza a la obra de dos funciones. Por un lado,  la parte didáctica o moralizante, es decir, aquella parte que nos muestra la importancia de la superación y desarrollo del individuo como principal fin del ser humano-encabezado por el personaje de Julián- Por otra parte, la crítica a la superficialidad y el egoísmo extremo de aquellos que se acomodan y no se esfuerzan por satisfacer ni sus necesidades ni las de la comunidad a la que pertenecen,-la burguesía-. Clase repudiada por Stendhal y en este caso, por el protagonista, Julián. Stendhal los describe de manera fría, superficial como seres sin escrúpulos ni dignidad-, esto se observa muy bien en el personaje del alcalde de Verrières, Monsieur de Renal-. Al que describe ya en el inicio de la obra de la siguiente manera sarcástica.<< Viste traje gris, y grises son sus cabellos. Es cofrade de varias Órdenes, frente alta, nariz aguileña y facciones regulares. Su expresión en conjunto es agradable y hasta simpática, dentro de lo que cabe a los cuarenta y ocho o cincuenta años; pero si el viajero hace un examen detenido de su persona, hallará, a la par que ese aire típico de dignidad de los alcaldes de pueblo y esa expresión de endiosamiento y de suficiencia, un no sé qué indefinido síntoma de pobreza de talento y de estrechez de mentalidad, y terminará por pensar que las únicas pruebas de inteligencia que ha dado o es capaz de dar el alcalde, consisten en hacerse pagar con puntualidad y exactitud lo que le deben, y en no pagar, o retardar todo lo posible el pago de lo que él debe a los demás >>.
 La obra, encabeza como protagonista principal al joven Julián Sorel, principal representante de esa lucha del ser humano, de esas ansias de superación y obtención de metas. Un personaje evolutivo, que va madurando, adquiriendo experiencia y sabiduría a medida que se desarrolla la obra. Un personaje con enormes pasiones y enormes conocimientos, un personaje al que Stendhal ofrece un tratamiento heroico, un héroe de a pie, que lucha, siente, ama y conquista sus metas. Un héroe que vive como tal y muere como tal.
 En esta comparación heroica se puede observar cómo y de qué forma el autor plasma ese anhelo por volver al espíritu de valor y heroicidad propias del período napoleónico. Este flashback napoleónico está muy presente en los ideales de Stendhal y a lo largo de todo la obra.
Una obra multidimensional, ya que trata temas históricos, temas pasionales, temas sociales y temas psicológicos- análisis del carácter de los personajes,  mediante el cual describe y crítica las nuevas clase sociales surgidas de la restauración, entre ellas y como principal objetivo de crítica: La aristocracia.
El análisis psicológico y con él , la crítica social a la verdadera realidad, son dos de los  rasgos fundamentales y descriptivos del estilo literario del autor.
Como se ha señalado a lo largo de esta exposición, esta obra pertenece al segundo período del romanticismo, aquel que abarca desde el Congreso de Viena en 1815 a la revolución en París de 1830. Stendhal fue uno de los máximos representantes de este romanticismo tardío.
Un período que a diferencia del primer movimiento- más programático y teórico-, estuvo influenciado y caracterizado por la literatura, es decir, se hablaría de una << conciencia romántica>>- así lo calificó el propio Stendhal.
En esta obra se encuentran algunos de los aspectos que destacan en la estética de esta etapa- exaltación de los sentimientos nacionales y religiosos, redescubrimiento de la Edad Media- y cada uno de estos rasgos se observan en los diversos personajes de la novela, pero sobre todo en Julián- fiel representación de Stendhal-. Numerosos críticos han establecido que realmente Julián es el propio Stendhal, es decir, que mediante el personaje de Julián, lo que el lector observa es al verdadero Stendhal. Y esto se puede observar en esa crítica ácida e irónica que realiza el personaje de Julián, y que realmente es el vivo reflejo del autor- fusión de vida y de obra-. En esa exaltación de tiempos pasados, de tiempos napoleónicos. Ese afán por el emperador se observa en Julián, quién idealiza al emperador no sólo como un héroe, ni como un conquistador, sino como una verdadera divinidad . Y esta es la clave de Stendhal, ya que es característico ese estilo seco, anatómico, basado en el código civil napoleónico. - potencialización de los caracteres nacionalistas-.
En referencia a los sentimientos religiosos, observamos a Julian que es mediante la religión cuando logra huir de la realidad mediocre en la que se encontraba(la vida en Vèrrieres)- el catolicismo como gran idea medieval-.
Además de ello cabe analizar esa minuciosidad, esa precisión en los detalles  “détails exacte” (detalles exactos), así lo denominaba el mismo autor. Dicha exactitud, no sólo la encontramos en los personajes, sino en la fiel descripción del paisaje- por ejemplo, la descripción de Vèrrieres que se muestra al inicio de la obra, la descripción del seminario en Besançon- cada una de ellas es un cuadro paisajístico cuidado en las formas y en el tratamiento. Esta fusión entre pintura y literatura-mezcla de géneros- es una de las características más llamativas del romanticismo y que Stendhal domina con gran virtuosidad, ya que cada palabra, cada frase, es una pincelada que moldea y conforma ese paisaje romántico, en el que predomina la niebla y el aura se vuelve gélida pero cálida a la vez, es lo que él mismo denominó << La pintura por la imaginación del espectador.
Un paisaje que aterra, que conmociona, pero que fascina y maravilla a la vez- exaltación de la naturaleza-. Una vista que invita a la contemplación, pero sobre todo a la reflexión. Un paisaje que incita y estimula el subconsciente. De  esta forma, Stendhal intenta acercar la naturaleza al ser humano- como hiciera Friederich en cada uno de sus cuadros-, Y no sólo acerca al lector esa naturaleza frágil e inestable, tan propia del romanticismo, lo que más destaca a lo largo de la novela es ese peculiar tratamiento, trágico y profundo a la vez, sobre las pasiones humanas- Sensibilidad y pasión-. Porque el romanticismo recupera y destierra las pasiones y la sensibilidad humana que fueron enterradas con el racionalismo ilustrado. Esa pasión intensa, excesiva, incontrolable, se observa en esos inicios del romance entre Julián y la señora de Renal. Cuando Julián no controlaba su ser ni sus actos porque el sentimiento predominaba ante la razón – principal rasgo del espíritu romántico-.
Ese despego inhumano con que presenta Stendhal las terribles pasiones del amor y poder, que destruyen y reconstruyen a sus personajes, tiene también un aspecto de despego social: odia a la aristocracia-. Este es uno de los principales factores de la modernidad estética, ya que la modernidad es concebida no como un momento histórico- característico en la historia hasta el siglo XVIII-, sino como un concepto estético. Dicha modernidad tiene su origen con las actitudes antiburguesas, y muestra de ello lo encontramos a lo largo de toda la obra. Es decir, Stendhal rechazala idea burguesa de modernidad así como los valores de dicha clase, ya que los considera artificiales e hipócritas, y defiende una modernidad cultural, basada en la expansión de las pasiones y sentimientos humanos.
Esta modernidad cultural en contraposición con la modernidad histórica (burguesa) también se observa en su imagen de Napoleón, que él conserva como recuerdo de su juventud ilusionada y  como símbolo. Así describía Stendhal su propia concepción del emperador: << El amor por Napoleón es la única pasión que me ha quedado, lo que no me impide ver los defectos de su espíritu y las miserables debilidades que se le pueden reprochar>>
Una visión contradictoria, sin lugar a dudas, pero la contradicción, el antagonismo entre amor, odio, naturaleza y espíritu, es algo característico del estilo del autor y a lo largo de la obra se expresa con uno de los recursos más  empleados por Stendhal, la ironía. La ironía romántica es una de las técnicas más empleadas en este período. Con ella, el autor no sólo transmite la duda e inseguridad que él siente al lector, sino que además era el medio mediante el cual se expresaba la angustia y el desencanto romántico ante la ausencia y la pérdida de la unidad, además es el medio mediante el cual los románticos asumían la conciencia de sí mismos y de sus limitaciones. La ironía fusiona humor y seriedad,; << El talento y el genio pierden el veinticinco por ciento de su valor al desembarcar en Inglaterra>>, frase que cita Julian al desembarcar en Inglaterra.
Además de lo señalado anteriormente, la ironía en el estilo de Stendhal, posee otra función: La ironía como crítica y ridiculización hacia la aristocracia. Así, cuando Stendhal describe al señor de Renal lo caricaturiza y degrada por medio de la ironía,
 <<Llega el alcalde adoptando los aires majestuosos y paternales en que solía envolverse cuando asistía a los matrimonios celebrados en la alcaldía>>.
Rojo y negro es una obra ecléctica, en ella no sólo converge los estilos propios del tratamiento novelístico, sino que Stendhal crea una perfecta obra multidimensional, es decir, que en la misma novela convergen diferentes estilos- histórico, poético, novelístico-. En las que en cada uno de ellos Stendhal domina y fusiona las diferentes perspectivas en una sola, es decir, que además de relatar la historia de superación personal de Julian, así como de los diversos amores del protagonista. Lo que realmente realiza Stendhal, es una fusión, una mezcla de los diversos géneros artísticos y los diversos estilos formales , literarios e incluso  teatrales,-ideal de obra total-.
 Así de esta manera aporta un dinamismo, una agilidad que capta la atención del lector.
 La lección de Stendhal, lo que hace captar hoy día devotos apasionados, es, en definitiva, una lección de estilo, tenso, inteligente, analítico, a la vez que capaz de contradecirse en esas ideas que le excitan a escribir y de las que, según decía él mismo,<< necesitaba varios pies cúbicos al día, como el carbón para un barco de vapor>>. Él sabe que se terminaría el tiempo en que la literatura podía ser ingenua, sincera, sin que el alma hubiera de volver siempre sobre ella misma. Pero durante el período en el que él estuvo vigente, renovando y transformando la literatura- lo nuevo, lo actual es lo romántico- provocó no sólo un nuevo enfoque literario, sino un nuevo enfoque romántico. Ese apasionamiento romántico en la temática amorística, ese cuidado y esa agudeza en la caracterización de los personajes y de sus diálogos, ese espíritu contradictorio que luchaba contra la sociedad de la restauración, ese espíritu de lucha incansable, se encuentran en cada una de sus novelas. Novelas que rompen los límites del tiempo y del espacio, que buscan y abarcan numerosos temas.  Novelas que buscaban conmocionar al lector con esos personajes que  sienten, aman, sueñan y luchan como los principales y los verdaderos héroes. Porque lo que fascina, hipnotiza y seduce de Stendhal es ese tratamiento y esa evolución de simples personas a verdaderos héroes. Héroes con más principios, con más valor, con más honor que los héroes simples y divinizados por muchos. Porque ese anhelo y esa oda a la pureza del amor y a la importancia de los principios y valores humanos transforma a Stendhal, no sólo en uno de los escritores románticos más admirados, sino también en uno de los defensores y luchadores por la honradez y dignidad de las personas. Esto lo consigue defendiendo el amor más puro, más sensible, el amor más pasional, el amor que lucha y vence ante las nocivas superficialidades de la tediosa rutina.
Las obras de Stendhal reflejan ese constante espíritu de cambio y renovación estética, en el cual el artista es el especialista en captar y percatarse de lo actual, de lo nuevo, es decir, de lo romántico. Y así lo realizó en cada una de sus obras, porque como bien dijo él mismo y no se podría decir de otra forma:
<<Las novelas son espejos que pasean por la vía pública, que tan pronto reflejan el purísimo azul del cielo, como el cieno de los lodazales>>

¿Qué sabemos acerca de Europa?

Hablar de Europa parece sencillo, pero no lo es en absoluto.
Esto es así, porque a lo largo de todo el proceso de formación de la unión e identidad europea han existido y existen numerosas ideas confusas, imprecisas,  erróneas sobre Europa y los fundamentos sobre los cuales  se asienta.  Así es que , sabemos y no sabemos nada. Esta afirmación puede parecer un tanto contradictoria, paradójica, pero no es así. Creemos saber todos los mecanismos y toda la historia que ha influido en la creación de este continente, pero ¿de verdad conocemos el origen y evolución de Europa?. La respuesta es no.  No podemos defender con exactitud qué es y en qué consiste Europa porque hay una profunda confusión sobre  su origen y formación. Por un lado se encuentra la explicación que describe y define a Europa como una unión económica que comenzó con el carbón y el acero (CECA) , después la energía nuclear(EURATOM). ¿Pero es realmente este el principal factor que permitió la creación de dicha unión?. Ésta es tan sólo una parte de la historia europea que ha predominado y se ha expandido de generación en generación. Fíjense que cuando hablamos de UE, automáticamente se nos viene a la mente la concepción de Unión Económica Europea, (CEE)aspecto que caracteriza dicha unión pero que no es el prioritario.Se debe tener en cuenta esta visión- visión económica- pero Europa es mucho más que una simple unión de Estados-nación que protegen sus intereses y las del resto de su comunidad. Europa es una nación de naciones, y como tal se caracteriza por el pluralismo, la diversidad y la doctrina de progreso. Un progreso que comienza con la brillante corriente ilustrada, con esa luz de la razón frente a la oscuridad del Medievo. Es precisamente este período histórico el fundamental, y principal en la historia y desarrollo de Europa. Señalo esto porque, es con la Ilustración cuando el individuo comienza a tener en cuenta y desarrollar su espíritu y capacidad crítica por medio de la razón. Ésta es la verdadera creadora, es la que posibilita la expansión y la evolución del individuo, es la que da paso a la modernidad. La corriente ilustrada se inicia en Francia y se expande alrededor de Europa. Se crea pues una nueva corriente que permite una mayor homogeneidad de valores e ideas, que comienza a dar las primeras pinceladas democráticas, defendiendo y expandiendo valores como la igualdad, la libertad, la justica. Es  precisamente este hecho la esencia, el cuerpo y la “identidad europea” como señala Aranguren en su artículo del mito a la unión europea. 
 Así pues ,encontramos un nuevo punto de vista, una nueva teoría acerca de la formación y desarrollo de Europa, una teoría filosófica, completamente diversa y distinta a la económica, defendida por numerosos autores. Y claro, uno piensa ¿qué valor tiene este punto de vista en el nacimiento de Europa? Pues un valor fundamental, ya que  la base de la sociedad europea reside en las ideas que la forman,  y éstas son: las ideas democráticas y progresistas que  responden tanto a la herencia que dejaron las antiguas generaciones como a las inquietudes y necesidades de las generaciones actuales, así como a  los verdaderos principios que conforman la ciudadanía europea. Por todo eso y con los tiempos que corren hay que combatir la enfermedad que está afectando a gran parte de la población europea: La desafección política. Ante esto, sólo hay un posible antídoto: defender y proteger más que nunca la importancia y la valía de la democracia, hay que mejorar ésta, hay que incrementar y descubrir nuevas formas políticas y de comunicación en las que el individuo adquiera el papel principal. Debemos cooperar e innovar en los modelos y temáticas educativas. Hay que divulgar la riqueza tanto cultural como social para que así el individuo se sienta parte de esta unión. Es decir, sólo se podrá  reforzar la unidad europea si ésta se  basa  en principios humanos, en principios sociales. Priorizar en una política social es la medida  para garantizar el crecimiento tanto de Europa como de los individuos que la forman, así lo  señala Alain Tourine  en su artículo Europa: Un modelo de sociedad. Si no se hace hincapié en el individuo como fin, seguiremos navegando en un mar de dudas y de incertidumbre que provocará un incremento y una escisión entre los individuos de los diversos países de la unión. O dicho de otra forma, la solución que se plantea para recuperar esa pérdida de la identidad, es investigar en nuevas fórmulas políticas, fórmulas que se respondan a la situación actual, a la diversidad y pluralidad de la sociedad. Fórmulas que se basen en el respeto y el intercambio cultural. Por ello hay que romper las barreras que limitan al sujeto, hay que aceptar y empaparse de las demás culturas, de las demás ideas, tenemos que dar un paso más allá y dar las mismas oportunidades tanto a las mayorías como las minorías- excluidas injustamente en los diversos ámbitos, tanto políticos como sociales- es nuestro deber y obligación invertir y mejorar en cultura, en valores.  Sólo así podremos hablar de una sociedad europea, de una sociedad libre, abierta, dinámica, que responderá  una fuerte y verdadera identidad europea. Una identidad que se asienta en dos pilares: La democracia y los derechos humanos. Unos derechos que han permitido el establecimiento y el impulso de los denominados Estados de Bienestar-gran mayoría de las naciones europeas- y cuyo origen se remonta al ya mencionado movimiento ilustrado y adquiere su forma completa en el S XX. Pues bien, este modelo de bienestar favorece la complementación tanto de los valores universales como de los valores propios de cada cultura, es decir, combina lo nacional- lo propio de cada territorio- con lo universal. Esta combinación es la que ha permitido el avance y la mejora en la  igualdad de oportunidades y de vida en todos y cada uno de los ciudadanos miembros de la unión europea. Un tipo de sistema que  como dice Victoria Camps en su artículo La identidad Europea  << Favorece el pluralismo, fruto de la mezcla de distintos pueblos y civilizaciones>> Porque no hay que olvidar, que la base de esta unión se origina en el poder y la variedad cultural, lingüística e ideológica de las diversas personas que participan y conforman Europa. Porque el error está en concebir a ésta como un modelo único y unitario, -propio de una ideología imperialista y obsoleta. Europa es una suma, una fusión de ideas, de valores, de ansias de progreso, de libertad y democracia. Europa se constituye por un conjunto de gentes  formada, preparada y eficiente.Gentes que dudan y cuestionan numerosos aspectos, incluso los propios al origen de la civilización occidental. Personas que luchan ante las desigualdades, ante la limitación cultural y el racismo, para ello buscan nuevas salidas, nuevas formas para mantener  y fortalecer la armonía y el equilibrio social. Así que , más que una unión de países, deberíamos hablar de una unión de individuos que mediante la tolerancia, la multiculturalidad, el  poder de su conocimiento y espíritu han proporcionado claridad al confuso y neblinoso concepto de identidad europea.
Tras los numerosos artículos leídos acerca de qué es, en qué consiste y sobre qué cimientos se construye la identidad europea, haré un último apunte y señalaré que todos y cada uno de los que formamos parte de esta unión debemos colaborar y facilitar en el desarrollo de las libertades, las cuales a su vez van ligadas con  el desarrollo de la principal meta del ser humano: La felicidad. Y digo esto y me viene a la mente  el principio utilitarista de J. S. Mill<< La mayor felicidad para el mayor número de personas es la que permitirá un determinado bien social>>, es decir, sólo podremos creer en Europa, si ésta responde, se relaciona y concuerda con la felicidad del mayor número. Así que mediante la concordia, la satisfacción y el cumplimiento de nuestras expectativas podremos hablar de una verdadera identidad europea. Parece algo complejo ya que somos muchos quienes formamos parte de esta unión, pero como dice el viejo refrán, Roma no se hizo en un día.