Magnífico álbum del año 1964. Disco que me ha estado acompañado durante toda esta semana y que ha provocado que en esta agitada etapa pueda encontrar ese pequeño rincón de quietud.
Otis Spann está considerado como uno de los principales representantes del blues de la década de los 60.
Fue no sólo un virtuoso pianista sino que también fue un fiel luchador por mantener y salvaguardar ese estilo musical que surgió como una revolución, como una alternativa a la música de masas.
¿Y cuál es el secreto?La respuesta es Missisipi, la cuna del blues. Y es que he analizado y desarrollado una teoría que quien nace en este lugar se empapa y desarrolla un talento especial, tiene ese destello de talento nato que a medida que el tiempo pasa va transformándose en una virtud educada y perfecta. Y es que no sólo fue Otis Spann, sino B. B. King o Muddy Waters "El padre del blues"-quienes emergieron en esta zona.
Fue no sólo un virtuoso pianista sino que también fue un fiel luchador por mantener y salvaguardar ese estilo musical que surgió como una revolución, como una alternativa a la música de masas.
¿Y cuál es el secreto?La respuesta es Missisipi, la cuna del blues. Y es que he analizado y desarrollado una teoría que quien nace en este lugar se empapa y desarrolla un talento especial, tiene ese destello de talento nato que a medida que el tiempo pasa va transformándose en una virtud educada y perfecta. Y es que no sólo fue Otis Spann, sino B. B. King o Muddy Waters "El padre del blues"-quienes emergieron en esta zona.
Pues bien, este disco tiene una variedad de ritmos, melodías y letras increíbles.
Abre el álbum la canción que lleva por título este disco The Blues never die, donde la voz del artista se mantiene acorde con la tonalidad del piano, esa voz que es la mezcla de anhelo y serenidad y que toma mayor dramatismo con la armónica que le acompaña durante toda la canción.
Tras este inicio digamos, pausado, el equilibrio de las melodías dan un giro de 360º ya que canciones como I got a feeling, Feelin´Good, Dust my Broom o Lightnin´ poseen esa agilidad, ese ritmo arrollador que induce a bailar desaforadamente.
Cierra este magnífica obra de arte la maravillosa canción titulada I´m ready que con su reitiración en el ritmo del piano provoca una sensación de recuperación y bienestar increíble.
Tras escuchar este disco, sólo hay una sensación que recorre todo el cuerpo, esa sensación llamada perplejidad, una perplejidad ante el equilbrio y la pureza que provoca el blues. Ese estilo musical que consigue y logra el equilibrio perfecto, aquello que los romanos llamaban Mens sana in corpore sano.
Abre el álbum la canción que lleva por título este disco The Blues never die, donde la voz del artista se mantiene acorde con la tonalidad del piano, esa voz que es la mezcla de anhelo y serenidad y que toma mayor dramatismo con la armónica que le acompaña durante toda la canción.
Tras este inicio digamos, pausado, el equilibrio de las melodías dan un giro de 360º ya que canciones como I got a feeling, Feelin´Good, Dust my Broom o Lightnin´ poseen esa agilidad, ese ritmo arrollador que induce a bailar desaforadamente.
Cierra este magnífica obra de arte la maravillosa canción titulada I´m ready que con su reitiración en el ritmo del piano provoca una sensación de recuperación y bienestar increíble.
Tras escuchar este disco, sólo hay una sensación que recorre todo el cuerpo, esa sensación llamada perplejidad, una perplejidad ante el equilbrio y la pureza que provoca el blues. Ese estilo musical que consigue y logra el equilibrio perfecto, aquello que los romanos llamaban Mens sana in corpore sano.
1 comentario:
Me sale decir aquello de: Oh, yeah!!!
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