jueves, 8 de julio de 2010

La época estival.

El verano llegó y con él , el tiempo libre.
El tiempo libre, tan ansiado y deseado por unos, y tan odiado por aquellos que no aprecian su valía. Dependiendo de cómo se tome puede ser halagador o por el contrario puede llevar al hastío, pero si se sabe saborear ese tiempo que uno tiene para él mismo , es el mejor tiempo invertido en la vida. Y es ahora en esta etapa estival, donde este tiempo es oro, es un diamante de una gran cantidad de kilates que aporta esa riqueza para disfrutar de todos esos momentos que la rutina nos limitaba con su red asfixiante.
Las vacaciones se pueden plantear de dos formas. Una vertiente es conformarse y hacer lo que se anuncia en esos folletos de "Tenemos sus vacaciones idílicas" e ir de viaje con un grupo de desconocidos y realizar todos las mismas actividades como si de un rebaño se tratase. Otro de los planteamientos más comunes para esta etapa es aguantar el enorme número de personas incivilizadas que acuden a la playa y actúan como si de un espectáculo de circo se tratase.
¿Y realmente a eso se le llama vacaciones de verano? Creo y afirmo que tener vacaciones es tener tiempo para uno mismo, para realizar todas aquellas cosas que durante el año no han podido desarrollarse.
Vacaciones significa descubrir nuevos parajes, retomar aquellos libros que habían sido invadidos por el polvo pero que ahora relucen y brillan con los fuertes rayos del sol, es analizar y deleitarse con ese disco que sabías que te podía sorprender pero ni te imaginabas hasta qué punto, es acudir a ese concierto que tenías pensado y que ahora disfrutas de mayor manera al pensar que no tienes obligaciones ni horarios. Es salir y disfrutar porque todas las horas del día se tienen y se organizan conforme uno quiere.
Y eso es lo que se debe hacer, eso es lo que servidora va a hacer en este tiempo de ocio y regocijo.
Así que disfruten, que es y hay tiempo para hacerlo.




lunes, 5 de julio de 2010

Tempus fugit

Toda acción tiene un antes y un después, un principio y un fin y hay que ver de qué manera se llega a ese temido pero a la vez esperado fin.
Se darán cuenta de que estamos mal acostumbrados a sostener y a intentar que todo perdure y dure para siempre pero lamentablemente , la realidad es otra.
Parece que todo tenga fecha de caducidad, que haya una especie de tiempo límite para poder hacer y desarrollar las cosas.
Desde el inicio de los estudios hasta el inicio del trabajo o el cambio de vida. Desde el comienzo de las relaciones personales hasta el fin de éstas. Desde unas inquietudes a otras , otras en las que no se pensaría poder alcanzar. Desde una visión de los hechos a otra completamente diversa a la que se tenía.
¿Y todo esto cómo ocurre? Ocurre por el paso y la evolución de las personas, y es en este proceso de cambio donde actúa e influye el tiempo.
Todo está regido por él, por ese omnipotente poderoso y a la vez inquieto factor temporal. El que nos hace bailar conforme el ritmo que marca, el que nos modifica la visión o percepción de las cosas, el que nos establece y desestablece principios y creencias.
Y todo esto se sabe, se sabe que todo lo que comienza acaba pero un gran número de personas buscan que esto no ocurra , para ello se refugian en un idealismo simple que en gran parte de las ocasiones provoca una evasión de lo que de verdad pasa. Pero ya sabe lo que dicen, que de sueños también se vive. Aunque hay veces que es mejor no despertar, porque los sueños son irreales y como tales, se desvanecen.